El simulacro de profundidad que presta la memoria a todas las cosas
porque ella es por definición lo profundo
esa profundidad consustancial a las cosas en la memoria, razón
por la cual se sustraen al reconocimiento
deslizándose en sí mismas constantemente hacia un atrás
aparente.
En la memoria
no nos encontraremos nunca delante de las cosas que vimos alguna vez ni en
realidad ante nada
Pero en lo real -donde ocurre exactamente lo contrario-
las cosas son pura superficie
que nos cierra al conocimiento de las mismas
cosas de las que ergo nada puede decirse en realidad.
©Enrique Lihn,
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